Desde que empecé como freelance, el fantasma del ROI (Return Of
Investment) me ha rondado como una amenaza que puede dar al traste con una
planificada estrategia y horas de trabajo. Si el supuesto ROI no es
interesante, todo se irá al traste.
Desde el marketing,
siempre ha habido un especial interés en cuantificar la relación entre gastos
y beneficio. Es el modo de justificar la eficacia de sus decisiones. Hasta
ahora, esta necesidad se ha resuelto eficazmente si nos referimos a acciones de
marketing en medios tradicionales.
Pero llega internet
Y, de repente, el
mundo digital. De nuevo, la necesidad de crear herramientas para la medición de
la eficacia de las acciones publicitarias en la red. En un principio, todo era
bastante sencillo. El internauta sólo tenía que clicar en un banner y eso se
contabiliza con facilidad. Pero la tecnología avanza e internet da una vuelta
de tuerca más. Irrumpe la web 2.0, las Redes Sociales… Otra vez, manos a la
obra. Nuevas métricas y métodos. Si hace falta, el marketing es capaz de crear
una ecuación para medir el olor de las nubes.